MEDITACION DECONSTRUIDA, LA
Se enseña a meditar en todas partes. Pero se trata de un meditar que ya ha sido metabolizado por el banal mecanicismo de nuestra cultura, segĂşn el cual “yo medito para obtener ciertos beneficios”. Hay, en cambio, un verdadero meditar en el que se descubre que no hay un “yo” que medita, sino que el meditar ocurre. Sin embargo, los nudos que nos atan al pensamiento están firmemente arraigados. ÂżCĂłmo deshacerlos? Observándolos. Solamente una atenciĂłn lĂşcida, impersonal, puede desarraigar los profundos hábitos de la mente, deconstruirlos. La meditaciĂłn es el puente que nos permite llegar a esa visiĂłn lĂşcida o, más bien, reencontrarla. Y lo hace exhibiendo, en sĂ misma, en su propio proceso, los condicionamientos, los hábitos. AsĂ pues, el verdadero meditar es una deconstrucciĂłn, deconstrucciĂłn del “yo” que cree que medita, y autodeconstrucciĂłn, en la medida en que ese meditar parte de supuestos ilusorios. “La meditaciĂłn deconstruida” trata, pues, de exhibir nuestros nudos tal y como se manifiestan en el meditar mismo, con el fin de mostrar su ilusoriedad y, con ello, de hacer patente lo que somos: pura libertad.
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